Cerramos nuestro repaso a los nuevos MacBooks presentados por Apple con la nueva versión de su portátil pensado para profesionales. Eso sí, el de 15,4 pulgadas, porque el MacBook Pro de 17 pulgadas se mantiene tal y como estaba. Presenta casi las mismas novedades que el nuevo MacBook genérico de 13 pulgadas, además de un curioso avance en la parte gráfica: la posibilidad de alternar entre una tarjeta gráfica más sencilla y de menor consumo y otra más potente pero que hace un uso más intensivo de la batería.
La “sencilla” es la misma que llevan todos los nuevos MacBooks integrada en la placa base, incluida la revisión del MacBook Air: una NVIDIA GeForce 9400M. Cuenta con 256 MB de memoria de vídeo compartida con el sistema, lo que la destina a labores de edición básicas. La “potente” es una NVIDIA GeForce 9600M GT que se monta aparte del chip principal, y que sí que cuenta con memoria exclusiva: 256 ó 512 MB. Ésta sería la tarjeta indicada para cuando tengamos que apretar bien las tuercas al trabajar con vídeos y/o tareas muy potentes en el aspecto visual.
Aparte de esto, usar una u otra también influye en el consumo de batería: cuatro horas con la 9400M y cinco horas con la 9600M GT, manteniendo en todo momento las conexiones Wi-Fi y Bluetooth activas. Pero esto no es más que una simple línea en la hoja de características en comparación con la principal incomodidad que supone cambiar de una tarjeta a otra: hay que reiniciar el sistema, como explica la propia Apple en esta página de su ayuda de soporte en inglés.
La compañía de la manzana no ha conseguido una forma para cambiar de modo sin reiniciar Leopard. Pero lo más grave sea quizás que Steve Jobs no mencionase ni una línea de este pequeño inconveniente durante la presentación de ayer, pero bueno. Pasando al diseño del equipo, éste mantiene la pantalla con 1.400 x 900 píxeles de resolución con retroiluminación LED y el acabado gris metálico, aunque también se da entrada al nuevo proceso de fabricación a partir de bloques de aluminio.
Al reducir el ensamblaje de piezas durante el montaje, este nuevo MacBook Pro consigue mantener un peso de partida de 2,49 kilos dentro de unas dimensiones de 364 x 249 x 24,1 mm. Su predecesor ya poseía el touchpad o trackpad multitáctil capaz de interpretar gestos y combinaciones de dedos, pero en esta nueva versión viene sin botón y con una superficie de vidrio pulido un 39% más grande, como sucede en el MacBook “a secas”.
Por dentro, se han mejorado tanto el procesador, donde se da entrada a la nueva plataforma Montevina con los procesadores Centrino 2 de Intel, como el disco duro, donde aumentan las capacidades. La configuración básica cuenta con un procesador Intel Core 2 Duo a 2,4 GHz, con 250 GB de disco duro, 2 GB de memoria RAM y 256 MB de memoria de vídeo exclusiva para la gráfica NVIDIA avanzada. Todo ello con un precio de 1.750 euros.
La configuración avanzada sube a la friolera de 2.200 euros, donde encontramos un procesador a 2,54 GHz, 320 GB de disco duro y el doble tanto en la memoria RAM (4 GB) y la memoria de vídeo (512 MB). Cabe destacar que en ambas configuraciones se da entrada al estándar DDR3 a 1066 MHz para la memoria, lo que representa un salto cualitativo respecto al DDR2 a 667 MHz más habitual en los portátiles. Tanto Apple como los grandes y pequeños fabricantes de PC se están apuntando a este nuevo estándar, con el que se consiguen máquinas más veloces a lo acostumbrado.
Entre las opciones adicionales, vemos un procesador a 2,8 GHz y la posibilidad de equiparnos con el mismo disco SSD de 128 GB que se ha introducido como novedad en una de las nuevas versiones el MacBook Air. Un pequeño complemento que cuesta nada menos que 450 euros. Mucho nos tememos que mientras que no bajen sus precios, a los consumidores les van a importar bien poco las mejoras en el consumo y la velocidad que proporcionan estos nuevos discos.
Sobre el resto del equipamiento, hacemos la misma reflexión que con el MacBook de 13 pulgadas. En las conexiones se ha repetido la jugada con el Mini DisplayPort, una salida de vídeo que nos obliga a invertir 30 euros en un adaptador para conectarlo a monitores externos que no sean de Apple. Resulta significativo que ni siquiera en un equipo pensado para profesionales se haya pensado en el HDMI, el estándar para conectarse con televisores de alta definición.
¿Se lo habrán reservado para una futura renovación del MacBook Pro de 17 pulgadas? Nos inclinamos a pensar que no, porque Apple piensa que su DisplayPort es más avanzado que el HDMI. Lo que parece claro es que por el momento no veremos un MacBook con lector Blu-ray. Hoy en día no es un avance necesario en ningún portátil, y en el caso del MacBook Pro lo único que haría sería elevar su precio, ya de por sí bastante alto.
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